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Preparación de las cachorras de reposición

Asegurar una correcta preparación de las cachorras de reposición, es fundamental para la obtención de buenos resultados reproductivos y económicos de las unidades de producción. El manejo de preparación de las primerizas para la primera inseminación está formado por una serie de procedimientos y acciones que precisan ser ejecutados de manera correcta. Lograr especial atencion a esta etapa, nos permite no sólo extraer el máximo potencial genético de las cachorras – potenciando índices reproductivos importantes, como tasa de parto, nacidos totales, número de destetados –, como también extender su permanencia en el rebaño. Confiera, a continuación, algunas recomendaciones técnicas para promover una buena preparación de las cachorras.

Promueva una selección criteriosa

La selección tiene un impacto directo en el desempeño reproductivo de las cachorras. Por esto, precisa hacerse de forma criteriosa y a partir de parámetros de evaluaciones específicos. La observación de los aplomos es una etapa importante de la selección, pues tiene una influencia decisiva sobre la tasa de retención de las hembras y, consecuentemente, sobre el número de nacidos y destetados por vida útil de la matriz. Otro aspecto fundamental que debe observarse es la calidad del aparato mamario. Las primerizas deben tener, por lo menos, 14 tetas funcionales para que puedan alcanzar la meta de destetados, tanto en el primer destete como durante su vida útil. Recuerde, siempre, que una selección rigurosa y bien ejecutada es la base para garantizar cachorras con óptima condición física y alto patrón genético y productivo.

Redoble los cuidados con la bio seguridad y los procedimientos sanitarios

Garantizar una buena condición sanitaria de las cachorras durante toda su fase de preparación es vital para su performance reproductiva. Refuerce las normas de bio seguridad y revise, continuamente, todos los procedimientos sanitarios en las fases de recría y desarrollo de las hembras. Tenga en mente que una buena estrategia sanitaria siempre tiene como base las características de la unidad de producción. Promueva una buena aclimatación de las primerizas. Al recibirlas, alójelas en instalaciones adecuadas, de preferencia cercanas a las cachorras residentes, para que puedan tener contacto lo antes posible con los agentes patogénicos existentes en la granja. Esto permitirá que desarrollen inmunidad antes de entrar en la fase de inseminación.

Garantice buenas condiciones de alojamiento

Las cachorras deben alojarse en instalaciones adecuadas. Esto evitará pérdidas y permitirá que lleguen en condiciones inmejorables al momento de la primera inseminación. Factores como densidad, calidad y tipo de piso, mantenimiento y ajuste de los comederos, ambiente – Intercambio de aire y luminosidad – deben cuidarse criteriosamente, pues tiene influencia sobre la calidad de cascos, porcentual de expresión de estro, desarrollo corporal y ganancia de peso, calidad de la matriz en el momento de la inseminación y tasa de aprovechamiento de cachorras. El espacio adecuado para la hembra, en corral, va a depender de la estructura de la unidad de producción y del tipo de piso utilizado. En pisos 100% slats, la densidad debe ser de 1,1 m²., pisos parcialmente acanalados 1,35 m² por hembra, y pisos 100% compactos de 1,60 m².

Ponga especial atención al manejo alimenticio

Promueva un buen manejo alimenticio para las cachorras de reposición. La ración debe brindarse de forma libre, sin límites, hasta la inseminación. Redoble los cuidados para evitar la falta de alimento y/o interrupciones en el suministro, durante la etapa de preparación de las primerizas. Estar atentos que, la alimentación libre, sin límite, no significa desperdicio de ración, pero sí, alimento fresco disponible siempre. Suministrar ración de forma automática en corrales de preparación promueve una buena ganancia de peso de todas las cachorras alojadas en el mismo ambiente y esto eleva la calidad de las hembras que serán inseminadas.

Adopte un buen manejo de estímulo al celo

Realizar el estímulo al celo es determinante para elevar la cantidad de cachorras disponibles en el momento de la inseminación. Por esto, este manejo debe ser diario, todos los días de la semana, 365 días al año. La frecuencia con que se hace la verificación del estro puede variar según la granja. Sin embargo, si está bien hecho, una vez al día es suficiente. Para esto, es importante contar con machos celadores de calidad, sexualmente activos y con buen lívido. La exposición de las cachorras al macho debe iniciarse a partir de los 160 días, y ser directa, ya que el contacto visual, olfativo, táctil y auditivo es mucho más evidente cuando se hace hocico a hocico. Además de la exposición al macho, aspectos como nutrición, alojamiento, época del año, luminosidad, peso y edad pueden influenciar el porcentual de hembras en estro. Dar atención a cada uno de ellos es, por lo tanto, fundamental.

Ponga atención a la calidad y duración del flushing

La realización del flushing tiene un impacto decisivo sobre los indicadores reproductivos de las cachorras, sobre todo en el número de nacidos totales. Se trata de una práctica que no está relacionada solamente a la cantidad y calidad de la ración suministrada en el período pre-inseminación, también al tiempo de jaula en que la hembra permanece antes de ser inseminada. Por esto, es importante que el flushing se realice por lo menos 15 días. Períodos más cortos de alojamiento en jaulas pueden afectar su desarrollo reproductivo y ocasionar pérdida de productividad, a lo largo de su ciclo productivo como, por ejemplo, una caída de hasta 0,9 nacidos totales por hembra.

Controle rigurosamente el peso y la edad de la cachorra a la primera inseminación

Cuidar el peso y la edad de la cachorra es un procedimiento determinante para el correcto momento de la inseminación. Lo ideal es que las cachorras sean inseminadas a partir de 200 días de vida, con, por lo menos, 135 kg y, como máximo, 160 kg. Cachorras inseminadas con pesos más elevados, y/o arriba de 230/240 días de edad, tienden a presentar sobrepeso al entrar a la primera lactancia y, consecuentemente, manifiesta mayor catabolismo en este período, con impactos negativos sobre el desarrollo reproductivo en los partos subsecuentes y, también, en la longevidad de las hembras.

João Victor Rodrigues – Servicios Técnicos de Agroceres PIC

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