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Recomendaciones técnicas para el control de anestro en lechonas

El anestro es el período de completa inactividad sexual, caracterizado por la ausencia de señales y de comportamiento de celo. De origen multifactorial, el anestro trae implicancias negativas sobre la productividad de la granja, una vez que promueve el aumento de los días no-productivos y sube la tasa de remoción de hembras del plantel, generando significativas pérdidas económicas para el productor. Identificar, con precisión, hembras con ausencia de comportamiento de estro es importante para la adopción de medidas correctivas y para la prevención de eventuales casos futuros. Verifique, a continuación, algunas recomendaciones técnicas para el control del anestro en cachorras en las unidades de producción.

Garantice un medio ambiente adecuado y condiciones de bienestar para las hembras.

Es necesario garantizar las condiciones de bienestar, para las hembras, en todas las fases de su ciclo productivo. Estres exacerbado y/o continuo, las predispone al anestro. También, es necesario mitigar factores estresantes, a través de buenas prácticas de manejo y asegurar un medio ambiente adecuado en el cual las hembras puedan expresar su comportamiento natural, sin sentir miedo, dolor o angustia. Proveer agua y ración libremente, buena luminosidad (mínimo 200 Lux), temperatura de confort y densidad adecuada (>1,11 m²/ cabeza – piso 100% slats, >1,35 m²/ cabeza – piso parcialmente con slats y >1,6 m²/ cabeza – piso 100% compacto). Mantener el medio ambiente limpio y ventilado, evitando corrientes de aire directas sobre los animales y altos niveles de amoniaco.

Atención en el manejo del estímulo al celo

La falla en el reconocimiento de la hembra en celo es el problema de manejo más frecuente en granjas con altas tasas de anestro. Estas fallas, a su vez, pueden estar relacionadas a la falta de experiencia de los empleados, poco tiempo para observar a los animales, corrales super llenos o a tiempo insuficiente de exposición de las hembras al macho sexualmente maduro. Se debe comenzar la estimulación de la hembra a los 160-170 días de edad. Se espera que más de 70% de las hembras presenten estro en la 4ª semana, después del comienzo del estímulo y exposición al macho. Ya en la 6ª semana, se espera que más del 95% presenten estro. Por ser una actividad prioritaria en la granja, se debe trabajar de forma calma y tranquila y no se debe utilizar a los machos por más de una hora, pues estarán cansados y tendrán baja efectividad como resultado. Es importante también verificar si hay un número suficiente de machos sexualmente maduros, con edad superior de 11 meses, para realizar la estimulación y detección del celo. La relación ideal de machos por cachorra a ser estimulada debe ser de 1:100, y la tasa de reposición de los retajos debe ser de 30% a 40% al año.

Entrene y capacite a los colaboradores para los manejos reproductivos

El conocimiento y entendimiento, por parte de los colaboradores, de todos los manejos ejecutados es fundamental para un alto desempeño de la hembra a lo largo de su vida productiva. Por eso, deben pasar por auditorias semestrales para ser calificados para la realización de los manejos reproductivos. El cuadro de empleados debe estar ajustado para que haya un responsable para manejar a las hembras, teniendo como actividad prioritaria (1° actividad de la mañana) la exposición al macho e identificación del celo. El trabajo debe ejecutarse con la misma precisión, diariamente, de lunes a lunes. Es importante que más de una persona esté capacitada para todos los manejos.

Redoble la atención con el manejo nutricional de las hembras

El manejo alimenticio de las hembras requiere atención especial. Una nutrición deficiente o con restricciones severas aumenta la probabilidad de anestro. Una ingestión insuficiente de energía lleva a la supresión de la liberación esporádica de LH por la disminución en la liberación de GnRH en el hipotálamo (ARMSTRONG E BRITT, 1987). El racionamiento debe ser libre, sin limitaciones, durante toda la fase de crecimiento, para alcanzar una ganancia de peso diario hasta el servicio de entre 600 a 770 g (GPD vida). Para esto, se recomienda un espacio de comedero de 5 cm de espacio linear por hembra, con sistema de alimentación automatico. Tenga como meta más de 80% de cachorras servidas en la faja de 135-150 kg y 20% siendo servidas con 151 a 160 kg, no servir hembras con peso inferior a 135 kg.

Existen, todavía, factores que pueden estar asociados a la ausencia de las señales de estro en las hembras, como la presencia de micotoxinas en la ración (OSWEILER, 1999).

Intensifique los cuidados con la sanidad del plantel

Se hace necesaria una atención especial para la salud general del plantel, pues problemas sanitarios en fases iniciales del desarrollo de las lechonas impactan negativamente en la expresión del estro. Es preciso ajustar los protocolos de vacunación, para que, al entrar en el flushing, las hembras no reciban ninguna vacuna. Se debe dar atención, también, a las ventanas inmunológicas. Las hembras deben estar aclimatadas con los agentes patogénicos de la granja, siendo el uso constante de antibióticos en las dietas es un factor que impide el desarrollo de la inmunidad, consecuentemente, llevando a una mayor predisposición para enfermarse en ausencia de protección antimicrobiana.

Dedique atención especial para las hembras en sistemas ESF

Cachorras en fase de entrenamiento en Sistema Automático de Alimentación (ESF) deben recibir ración de forma libre después de este período. El manejo de la estimulación e identificación del celo debe realizarse en la secuencia, con aproximadamente 160 a 170 días de edad. Es necesario también, dedicar atención para la detección de problemas locomotrices y con escoriaciones por peleas causadas en los períodos sin alimentación y por la disputa por alimento. Hembras comprometidas físicamente deben retirarse del entrenamiento, se deben recuperar e ingresar al grupo siguiente.

Considere el uso de alternativas para la inducción del estro y el diagnóstico del anestro

El empleo de hormonas puede realizarse como último recurso para la inducción al estro y para fines de diagnóstico. El producto más utilizado es una combinación de las moléculas PMSG+HCG (PG600®), y se debe aplicar después de 42 días de comenzada la estimulación con los machos, solamente en aquellas hembras que no presentan celo. El monitoreo durante la faena, en el frigorífico, se puede realizar con fines de confirmación diagnóstica. Hembras en anestro presentarán atresia ovárica, con ovarios pequeños y de superficie lisa. En último caso, el test de diagnóstico de progesterona puede auxiliar a identificar el anestro verdadero, pero no se utiliza en la rutina debido al costo elevado.

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